PIEDRAS EN EL CAMINO

La oscuridad se erigía en forma de tentáculos que contaminaban hasta el último rincón de mis pensamientos. Tentáculos negros como el carbón, que manipulaban hasta el más pequeño de mis impulsos, y que lo bañaban todo de malas decisiones. Y yo me deleitaba con su presencia, disfrutaba de cada átomo de placer prohibido que solía correr por mis venas. Me dejaba llevar por la perdición enmascarada en la libertad, y abría los brazos ante el peor final posible. Y seguía, siempre con una sonrisa triste dibujada en los labios, corriendo por la hierba los días de verano, y viviendo tan intensamente que ardía. 

​

Sin embargo, todas las tormentas acaban. Las telarañas que solían envenenar mi mente ahora lo cubren todo de nuevas perspectivas, diferentes, incluso contrarias a mis pensamientos de hace un tiempo. Solía vivir enterrada en una negra nostalgia, me recreaba en un vacío que continúa atormentándome, pero que ya no puede conmigo. Porque nunca antes había experimentado la plenitud, la paz, con uno mismo y con el mundo. Nunca me había permitido a mí misma el crecer, el abrir los ojos y aprender, el entender, ni el ser feliz. 

​

Un poco de amor ha ayudado, cómo no. Una luz con cara, nombre y casa propias, fue capaz de enseñarme a mí, la reina de mi propio castillo encantado, que la vida puede merecer la pena. De manera  casi mágica, sacó mi cabeza del barro, me limpió los ojos, y dejó que yo misma hiciera el resto del camino. 

​

Y sigo corriendo por la hierba los días de verano, aunque esta vez sin la tristeza gobernando mi sonrisa.

​

​

Gracias pequeño, te lo dedico a ti <3

​

​

​

​